La encarnizada batalla de Múspell ha llegado a su fin y los Guardianes han regresado a Askr. Sin embargo, transcurrido poco tiempo de su regreso, les atacan los soldados de Hel, el reino de los muertos.
Mientras luchan para tratar de expulsar al ejército de Hel, Alfonse y los demás se encuentran con algunos generales muertos que resultan ser figuras históricas, guerreros que dicen ser los reyes más importantes de la historia, Líf y Thrasir.
Al mismo tiempo, Hel, la soberana del reino de los muertos, da una orden escalofriante a su hija, la princesa Eir, referente a los Guardianes de Askr: "Únete a su ejército, obedéceles y entrégate por completo a su causa. Y cuando te hayas ganado su confianza, te daré la orden para que acabes con ellos".
Así pues, Eir se une a los Guardianes, pero sus ojos revelan que la orden de su madre la aflige enormemente.